"El hombre es un dios cuando sueña
y un mendigo cuando reflexiona"

Hölderlin

jueves, 28 de abril de 2011

CONTEMPLACIÓN

"Mi antiguo salón" Foto de Marcos Yáñez


            Quiero contemplarte como lo hacen las estrellas,
todas las noches de todo el año
moviéndome lentamente, sin prisa,
trazando un ángulo de 360 grados en torno a ti
y las letras de tu nombre en un idioma estelar,
acariciando tu cuerpo con la mirada respetuosa
de quien participa desde la quietud
-como quien aguarda sin esperar-,
avisando con luz que ya llego en la noche
y susurrando al amanecer que me voy
dejando que vueles libre en la mañana.
Todo para volver, de noche,
sin haberme ido jamás.



 En "Hecho a mano"

jueves, 14 de abril de 2011

LOS SUEÑOS DE TERESA

J.Govett: Mujer durmiendo



            Barcelona, 13 de octubre de 2010, Teresa se halla absorta en sus sueños nocturnos cuando recuerda lo que había estado hablando con su compañero de piso durante el día. Resulta que, en medio de los sueños, en plena actividad onírica, ambos podían establecer comunicación entre sus “yo soñante” y “yo soñado”, algo que el autor de esta crónica no tiene por qué considerar exclusivo de estos dos enigmáticos personajes, pero de lo que sí desea dejar constancia para la posterior corroboración definitiva de parte de entes externos al relato.

            Como veníamos diciendo, Teresa estaba en su cama, orientada al noroeste, sumida en las profundas mieles del sueño relajado y placentero que le proporcionaba su casa, un refugio de paz en el peculiar y ruidoso microcosmos del Raval.

En ese preciso instante Teresa se estaba soñando a sí misma en un blanco infinito, en un espacio sin sombras ni definiciones, en definitiva, en un espacio sin espacio. Al no existir un escenario desde el que desarrollar la acción de su sueño a Teresa le quedaba la alternativa del tiempo (si es que se puede llamar alternativa a algo tan ligado al espacio), la línea sucesiva de sus acciones en el sueño.

            Pero fue incapaz de definirlo, de poner un cuándo donde no estaba definido el dónde, por lo que la Teresa soñada estaba detenida sobre una baldosa hecha de nada, mirando a todas partes, sorprendida y perdida entre ningún sitio –el horizonte en cualquiera que fuera el blanco de su mirada -.

            En ese momento, ante la incapacidad de llevar a cabo su normal itinerario desde el cobijo de sus sábanas, Teresa bajó la mirada con un gesto de preocupación en la cara y miró sospechosamente a su creación, a su Teresa soñada.

-          ¡Eh! –dijo la Teresa soñante -.
-          ¿Qué? –respondió la soñada-.
-          ¿Qué es la voluntad?
-          Lo que tú digas, que para eso eres la que manda.
-          No, lo que tú digas, que eres la que estás ahí.
-          No, lo que tú digas.
-          No, lo que tú digas.
-          No, lo que tú digas.
-          No, lo que tú digas.
-          No, lo que tú digas.
-          No, lo que tú digas.
… …

Después de una larguísima sucesión de idénticas respuestas y ante el aburrimiento atroz que ésta le producía Teresa despertó ya por la mañana, abrió los ojos, se levantó como un resorte y, tremendamente extrañada, se dispuso a llevar a cabo la rutina matutina; puso la cafetera al fuego, visitó el cuarto de baño, abrió la puerta del balcón y regó con esmero los geranios mientras saludaba a la calle luminosa y al resplandor del nuevo día que para ella comenzaba.




En: "Libro de sueños"

 

lunes, 11 de abril de 2011

APRENDER A MORIR


Caspar David Friedrich. El viajero frente a un mar de niebla (1818)


…cómo filosofar es aprender a morir.
Michel de Montaigne, Essays 1, 13.

Y el ángel le dijo a un hombre:
            << Pensar es aprender a morir.
En cada saber contemplarás un fragmento;
en cada experiencia, un único momento.
Saldrás fuera de ti mismo
porque no sabes lo que hay dentro
y cuando reunirás lo visto
e intentarás comprenderlo
sentirás que debemos mirar adentro
para darle un sentido
o una simple explicación.

Emprenderás con paciencia
tu búsqueda del interior
y, cuando creas llegar al fondo,
entenderás que no sabremos quiénes somos
si no sabemos lo que hay fuera.

Pero tú eres más que una mente
y el mundo más que número y materia.
Hay muchas maneras de viajar
pero todo viaje acaba en casa,
un lugar que está en todas partes
y que ni eres ni serás capaz de abarcar.

Ahora ya que no existe Dios ni sistema,
ahora que ya no queda bien ni mal,
ahora que ni siquiera puedes asegurarte a ti
siendo otro por minuto o día,
te preguntarás
qué es lo que has aprendido.
Donde la palabra sólo es matiz,
en el sitio donde desaparece el camino,
la empatía y la esperanza
y la única meta es el final de todos lo finales,
comprendes que filosofar
es aprender a morir.>>


viernes, 8 de abril de 2011

PEQUEÑECES



            Sentir la arena que embadurna tus pies,
la mano que toca milimétricamente tu brazo o tu costado
y tu mano tocando la hierba fresca
todavía mojada.
La vida es tan sencilla
que se mide en momentos,
en paseos al atardecer del río o del mar,
en caricias, en besos, en abrazos,
en silencios, en hogueras, en sábanas mojadas.
No soy más que un punto en el universo,
pero los mapas no llegan a marcar mi posición,
quizá tan solo a trazar la baldosa,
el preciso metro cuadrado que pisan mis pies.
No soy más que un punto en el universo
pero ni la física ni la matemática consiguen medir mi energía,
la llamarada que mi cuerpo desprende cuando cierro los ojos,
el incendio encendido en tu cuerpo cuando te abrazo.
El sol que calienta la frente,
la frente en la frente del otro,
el otro en tu espalda.
A veces la vida puede ser tan sencilla…
una mirada, un recuerdo, la complicidad…
saber que estamos vivos
aunque no sepamos nada más.



En "Manual de titubeos y contradicciones"